Pan con chocolate y calle, ésa era la merienda que todos queríamos cuando yo era pequeña.
Chocolate amargo, de olor fuerte y muy duro, como aquella vida dura y amarga que olía a hiel...
Hola a todos... bienvenidos...
Pasead por los recuerdos y la música y si os gusta, decídmelo...
Mipadrecantaba, sobre todo rancheras, ya os lo he dicho otras veces pero, por alguna razón que desconozco en este momento y después de un año sin pasar por el blog, siento la necesidad de publicar alguna de las canciones de su repertorio. Aquí os dejo dos de ellas. La de Pedro Vargas le gustaba mucho, y le sigue gustando, aunque ya no nos canta. A mi, me asustaba...
Me ponía sobre sus rodillas cruzadas a modo de caballito y me cantaba esta canción... Mítica para mi... Él, levantaba la cabeza, movía subigote para vocalizar perfectamente y dejaba salir su voz, entonando como si le hubiera enseñado el mejor maestro de canto. Me parece una canción preciosa, supongo que por cuestiones del cariño. Espero que os gusten tanto como a mi.
Fue como descubrir un mundo paralelo... un mundo lleno de música espectacular, con fuerza, con un rítmo febríl... me gustaba tanto... Siempre iba acompañada de una imágen del Tío Sam y no sabía por qué. Después lo supe, lo entendí y, aunque para mi lo único importante de EEUU eran los Indios Nativos de Norteamérica, había algo en aquellas notas que meseducía... También hay que tener en cuenta que, mucha publicidad en la radio en aquellos años de mi infancia, tenía de fondo alguna de las piezas musicales de Glenn Miller así que, para mi se hizo familiar, cercana,amable... Ahí os la dejo, para que la disfrutéis... ¡EN FORMA!
Cuando tenía doce otrece años llegó a mis oídos el sonido de estas canciones y, llena de entusiasmo, cantaba el estribillo una y otra vez... hasta que mi abuelo, hasta el último pelo de aguantarme, me pedía que me callara: "Nenica, cállate ya, hijica... que me duele la cabeza"
La cantaban también los Sirex, pero el que de verdad suena bien es RockyRoberts.
La primera vez que me puse unos vaqueros, o tejanos, como los llamábamos nosotras en aquellas épocas, eran apretaditos y de algodón auténtico. Me costaron algo menos de quinientas pesetas y los acompañé con un polo blanco, un polo de jugar al tenis. Yo no jugaba al tenis, claro, pero se pusieron de moda. Sobre todo en blanco, para llevar los calcetinitos también a juego, con zapatos negros y, al llegar el otoño el atuendo se complementaba con una chaqueta de pana negra con grandes solapas. La chaqueta aún existe, incluso se la llegaron a poner mis hijas hace años.
Los vaqueros nos los comprábamos justitos, como ya he dicho pero, además, cuando nos los poníamos los mojábamos para que se quedaran más pegados al cuerpo y, como no podían faltar más manías, el pantalón debía parecer muy usado así que, cogíamos unas tijeras grandes y, con cuidado para que no se rompieran (a alguna de nosotras nos pasó alguna vez), los raspábamos hasta que perdían el color azul fuerte que traían de fábrica.
¡Cuánto los disfruté! Y cuanto renegó mi madre... porque empezó a descubrir que su hija no sería una niña modosita vestida con canesú (que también)...
Tardé mucho en ahorrar las casi mil pesetas que me costaron los pantalones y el polo. Como era de esperar mi madre no contribuyó al capricho, ya que aquellas no eran formas de vestir...
Los zapatos de plataforma son un icono para las mujeres de mi generación. Fue, como romper con todo lo establecido a través de los pies... parece una tontería, sí, pero aquella que conseguía que sus padres le permitieran salir de casa con vaqueros, maquillada y encima con zapatones, era una afortunada y liberada mujer de su tiempo. ¡Menudo triunfo! Yo lo conseguí.
Más tarde empezaron las salidas al Moustache de Mollet, el descubrimiento de multitud de grupos británicos con melenas rubias, vaqueros rotos y sandalias enrolladas al dedo. Yo no entendía un pimiento de lo que decían pero me gustaban muchísimo las canciones. Y me iba al kiosco a por cancioneros, para poder cantar después las canciones en castellano, cuando los grupos españoles hacían las versiones.
Cuando empecé a salir para ir a bailar al Moustache, descubrí que había vida fuera de casa, del cine y del Rigat de Cerdanyola, local al que acostumbrábamos a ir más que nada porque nos dejaban entrar gratis media hora antes de cerrar la puerta, que era sobre las nueve de la noche. Si te colaban, te podías quedar hasta que cerraban el local así que, entrabas de gorra y encima, podías bailar hasta las diez y media u once . Yo no pude nunca, claro, porque a las nueve y media tenía que estar en casa. No recuerdo haber pagado nunca la entrada, pero alguna vez me invitaron. La vida que descubrí más allá de aquél entorno cercano y conocido, fue apasionante. Lo viví como una explosión de sentimientos y sensaciones que, al recordarlo todo minuciosamente, llenaban el resto de la semana. Vivía deprisa durante seis días para lanzarme al domingo como una posesa... entraba en el Moustache con mis minifaldas y mi melena dispuesta a bailar hasta la hora de subirme al autocar que me llevaría de regreso a la monotonía y al aburrimiento. Porque, no había nada igual al Moustache para mí... era lo más... con sus grupos africanos, con los británicos, con los monografícos de Elvis, de Santana... con aquellas bolas de espejos, con aquellas luces que lo blanco parecía azul... con aquellas ráfagas intermitentes, que nos permitían hacer muecas y movernos de sitio para sorprender y divertir...
Sin embargo, también estarán conmigo para siempre las canciones de aquí, las españolas y pegadizas canciones de los grupos de moda:
Lo que quierodestacar de estascanciones y de su intérprete es, que la imágen de mis padres bailando al son de esta música, es uno de los recuerdos más bonitos de mi infancia. Muchos años después mis padres se separaron así que, ésos minutos que compartieron entre risas y bromas, son un gran tesoro en mi vida.
Nat King Cole, junto a unos poquitos más, son una bendición para mí... porque me formatean el disco duro amigos, me recomponen, me llenan de energía...
Disfrutadlo. No hay, a mi entender, una forma mejor de pasar estos días de fiesta.
Bueno, bueno, bueno... menuda selección, ¿no? Jejejjejje Cada una de estas canciones, nota a nota, son parte de mi vida. Evocan sueños y recuerdos, desde lo más profundo de mi memoria. Unas me gustan más que otras, claro, pero ahí os las dejo, para que rememoréis vuestros propios recuerdos y vuestros propios sueños de infancia. Espero que os aflore la ternura y las disfrutéis. A mi, me gustaba Antonio Molina, contra la opinión de muchos de mis familiares, muy puristas ellos, que pensaban que lo que él cantaba, no era flamenco. ¡Por eso me gustaba! (Supongo.) Pero eso lo sé hoy, porque cuando de pequeña acompañaba a mi abuelo a ver a Juanito Valderrama y a la Niña de la Puebla, por ejemplo, lo único que sabía era que, aquello, era un espectáculo increíble del cual lo único que me llamaba la atención era, el comportamiento de las personas que estaban allí, sentadas y casi llorando, mientras escuchaban unas canciones que yo no entendía. Tener un padre minero, hacía muy divertida la primera canción. Se la cantaban a menudo de broma pero, como mi señor padre no era persona de hacerlas ni recibirlas, torcía el bigote y dejaba una mirada de refilón que helaba al más pintado. La segunda, la oí mil veces (o más, jejeje), en un programa de RNE que, si no recuerdo mal se llamaba: “España para los españoles” En unos tiempos en los que la radio era la única puerta abierta al exterior (de cada casa, del lugar donde vivías, del país), cada noche escuchábamos a aquellos locutores que, con gran afectación y dramatismo (que haberlo lo había en aquella España), enviaban mensajes de madres, esposas, hijos, hermanos, etc., a todos aquellos trabajadores que vivían en la distancia. No era difícil ver alguna lágrima en los ojos de nuestras madres, mientras escuchaban aquellas historias de sacrificio y soledad… Lo mismo ocurría con “El Emigrante” que se oía cada noche entre suspiros y silencios, mezclado con los ruidos de las cucharas y los platos. Lo de Joselito, era lo más. Me gustaba como cantaba y me gustaban también las canciones pero, ¡menuda brasa y comida de coco! Para nuestras madres, temerosas de nuestro futuro que sospechaban anodino, lo único que querían, por nuestro bien claro, era que destacáramos en algo, para tener prestigio y dinero cuando fuéramos mayores. No querían para nosotros la miseria y la mediocridad que habían llenado sus propias vidas. Joselito era para ellas, el hijo maravilloso que cantaba como los ángeles y que materializaba aquellos dramones llenos de dolor y sacrificio a los que estaban tan acostumbradas. La de “Doce Cascabeles” me encantaba. Sobre la “Vaca Lechera” sólo decir que estaba hasta en la sopa. Mi padre la cantaba… es curioso, que un hombre tan callado y tan ¿severo?, cantara tanto… Ésta canción la recuerdo tan cansina como la película de “La Mula Francis”
(Aquí os la dejo, esperando que entendáis lo que hablan, que no seré yo a pesar de las mil veces que he intentado aprender inglispitinglis)
¡Madre mía! Me llevaron a verla. Siempre me gustó el cine y, a veces, me llevaban por las rabietas que montaba. Yo era una niña obediente y tranquila pero, con este tema era algo diferente, ahí, sí que perdía las formas. En cuanto oía que alguien iba al cine, yo me apuntaba. Y claro, no todas las películas eran aptas para menores… de una de estas rabietas recuerdo haber ido a ver “Los Diez Mandamientos” y de estar leyendo, en el descanso (mientras mi madre se disculpaba con los amigos por no haber podido evitar llevarme), aquella especie de tarjeta que te daban con la entrada en la que venía escrita la sinopsis, la relación de los actores, etc., por un lado y por el otro el cartel de la película. Llegué a coleccionar muchos. Cantinflas, jamás me hizo reír. Ni el Gordo y el Flaco. Yo soy más de Faemino y Cansado, por ejemplo, aunque entonces no lo sabía. Durante mucho tiempo, tuve que tragarme sus películas porque eran las únicas a las que tenía acceso. En una de ellas se hizo famosa la canción de “María Cristina…” y, cómo no, todo el mundo la canturreaba. Es más, hasta el día de hoy, se utiliza la frasecita famosa para hacer bromas: “María Cristina me quiere gobernar…” En fin. La que sí me gustaba y mucho, era la de “Mariquilla bonita” No la recuerdo tanto como las anteriores. Y tampoco recuerdo que mi padre la cantara, ésta no. Bueno. Hasta aquí. He tenido que hacer ésta entrada cuatro veces. Cada vez que la iba a publicar, me daba error. ¡Qué frustración caramba! Porque, todo lo que había escrito inicialmente, no se parece mucho a lo que al final ha quedado. A pesar de todo, espero que os guste porque, aunque no haya salido tan bonito, sigue siendo igual de sincero y fidedigno. Gracias por estar ahí, amigos. EL vinilo ha girado sin parar para todos vosotros.
Buenoamigos, vengo a despedirme de vosotros porque me voy todo un mes a la playa. La playa, un lugar lleno de arena, arena, que se pega al merengue que te has untado en la piel, para no acabar como un pescadito frito.
Me voy, yéndome despacio porque no quiero playa... la playa, ése lugar donde el sol pasa el verano. Verano, lleno de playa y arena, envuelta en una toalla que es tuya pero no la encuentras.
Me voy con ilusión. Ilusión macerada que me llenará los ojos de arena y sol.
Ilusiónrecuperada para revivir viejos recuerdos.
Recuerdos maravillosos que van acompañados de estas canciones que os dejo, como despedida veraniega. Canciones que bailaron sobre mi piel en algún momento, que fueron importantes y que jamás olvidaré.
Una de las primeras canciones que recuerdo de Miguel.
A pesar degustarme, nunca lo había visto en directo así que, cuando fui a la plaza de toros de Las Ventas a ver el concierto de la gira "El Gusto es Nuestro" y comprobé la convocatoria y la fuerza que ejercía, me quedé muy impresionada.
Pero, el motivo de traeros aMiguelesta noche, además de para mostrar mi admiración y oír su música, es esta canción:
Llevo más de cincuenta años viviendo y disfrutando de la música así que, ha llegado el momento de darle vueltas al vinilo del recuerdo...
¡Basta ya!
No os pongáis nostálgicos... ¡sonreid!
Éste, es un rinconcito donde voy disponiendo recuerdos musicales y personales pues, una cosa sin la otra, no sería fiel a mi proyecto sin embargo, no quiero que lo viváis con nostalgia sino con alegría... como cuando vemos fotografías antiguas y nos reímos de la ropa y los peinados... ¡A disfrutar! Y si os apetece, responded a las encuestas que hay más abajo...
La Bruja, no podía faltar, ya que era la que no me dejaba dormir...
Me la imaginaba rondando por mi ventana... ¡maaama mia que miedo el de aquellas noches!
¡Me encantan los bolos!
Aunque solo he jugado dos veces en mi vida pero, he de dicir, que hice casi todo plenos... para chincha y rabiña de los que miraban y no se lo creían... jejejeje
PAZ
¡Mi neurona!
Por fin ha vuelto... estaba de vacaciones...
Barquito de papel, en qué extraño arenal habrán varado tu sonrisa y mi pasado, vestidos de colegial
¡A bailar todo el mundo!
Y a hacer deporte...
¡Cualquier deporte!
Que el chocolate engorda...
El tiempo vuela... ¡atrápalo!
Juego de niñas...
Corin Tellado... fotonovelas para chicas soñadoras...
Más fotonovelas... me quedaba plantada delante de estas fotos como extasiada...
Éste hombre, se hacía llamar Juan Trench y nunca lo olvidé... años después lo ví de figurante en "La Estanquera de Vallecas" ¡me flipaba! Era tan romántico...
Aquí, aún lo veía más guapo...
Menudo tupé tiene aquí... jejeje
Perdonadme, pero he querido destacar estas sensaciones de adolescente...
Éstos dos fueron famosos en el mundo "fotonovenil"...
Menudas historias, menudas comidas de coco... jejejejeje
Y esta cara, también fue muy conocida...
Y ésta, también fue famosa...
Personas como Silvia Tortosa empezaron con fotonovelas... ya ves qué cosas...
Mi madre, criaba conejitos suaves en jaulas a las que yo no tenía acceso pero, de vez en cuando, me dejaba uno para que lo manoseara... yo lo prefería blanco...
Bolets... ¡qué ricos al horno con sal, aceite, perejil y ajo!
El primer fin de semana de octubre se celebró el tradicional concurso de boletaires en Berga.
Los árboles... me quedaría horas y horas debajo, delante, detrás, cerca, encima...
De hecho, opino que el mejor sitio para ver un árbol bien, es entre sus ramas... lo sigo pensando, pero ya no me subo a ellos, los miro de lejos... cuando voy en carretera... porque hace años que no paso un día en el campo...
La muñeca... se ponía encima de la tele... jejeje
Betty Boo.
¡Qué rico!
Campanilla...
Pan solo...
Labores de todo tipo...
Coser, bordar, punto de cruz, vainica, ganchillo, media... desde los seis años, que me hice mi primer vestido cosido a máquina y todo... ¡qué barbaridad! ¿Qué hicieron de nosotras aquellos tiempos?